sábado, 19 de abril de 2008

Solo son sueños

Había sonado el timbre, se extrañó, ya que no esperaba a nadie. Algo recelosa abrió la puerta y...se quedó inmóvil, no podía ser...el que estaba al otro lado de la puerta era su príncipe. Allí estaba, con una sonrisa que....aih! Allí de pie, le confesó que no podía más, que la necesitaba y le pedía perdón por haber tardado tanto en darse cuenta de cuanto significaba ella en su vida. Allí mismo se fundieron en un beso más dulce de lo que jamás hubiera imaginado. Por fin volvía a sentir sus labios, por fin, sus manos volvían a rozar su piel, con deseo pero al mismo tiempo con miedo, como si temiera dañarla. Sin darse cuenta, volvían a estar uno sentado encima del otro, hablando como si nada hubiera ocurrido y volviendo a retomar todos aquellos planes e ilusiones que habían quedado temporalmente pausados. Todo era perfecto, como al principio. De repente algo atrajó su atención, qué había sido aquello.....
Abrió los ojos y volvió a la realidad, la dura realidad, estaba sola, rodeada por cuatro paredes que en los últimos días se habían convertido en su único refugio. Su príncipe no solo estaba a su lado, sino que nunca volvería a estarlo y el brillo de sus ojos ya no se debía a la ilusión que suponía el ser amado por alguien, el ser especial para alguien...sino que se debían a las lágrimas que una vez más nacían en sus ojos y se perdían mejilla abajo...

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