jueves, 28 de agosto de 2008

Muchísimas gracias


Gracias por estar siempre a mi lado

martes, 26 de agosto de 2008

Crueldad


Ojos hinchados y negras ojeras eran el resultado de una larga noche en la que le había sido imposible conciliar el sueño debido entre otras razones a la tensión acumulada y a una de las últimas palabras de su príncipe. ¿Quién había sido más cruel él o los demás? El caso es que habían provocado la vuelta de unos fantasmas que ya creía olvidados.
Unos le habían dicho que debía comprender que lo hacían por su bien, por el aprecio que le tenían y por la amistad que tenían ¿ qué amistad? El haberse dicho dos veces hola y adiós no podía considerarse una amistad...ni tan solo conocidos.
Por otra parte, también debía comprender la indignación de su príncipe al escuchar lo que otros le habían contado a su princesa y que ella simplemente le estaba transmitiendo, sin ningún tipo de acusación sin reproches por su parte, debía comprender su indignación por volver a hablar de algo que ya estaba aclarado y zanjado, que no se sintiera cómodo al escuchar otra vez aquellas palabras, e incluso debía comprender que él se molestara pensando en las dudas que ella podía tener, una cuestión que él ya había dado por hecho, aunque ella una y otra vez le había confesado lo contrario.
Pero...¿quién la entendía a ella? ¿quién intentaba comprederla? ¿Quién se ponía en lugar? No era ni agradable, ni fácil escuchar aquellas acusaciones que venían de personas que no tenían ningún derecho a hablarle de aquella manera y que habían sido tan osados de colocarse un adjetivo que ella nunca les había confirmado, ni tan solo insinuado, pero que ellos hacían suyo para repetir una y otra vez las mismas cosas.
Dolían, aquellas palabras dolían mucho más de lo que nadie se podía imaginar y de nuevo ella se encontraba en medio. ¿Qué hacer? Ella nunca había desconfiado de su príncipe, nunca había tenido ningún motivo. Había buscado una segunda opinión, una opinión que en el fondo justificara su decisión y la había encontrado, sin detalles, sin que nadie supiera que la protagonista de aquella triste historia era ella, alguien ajeno a todo le había confirmado que hay gente mala.
Parecía que alguien estaba impidiendo que fueran felices de nuevo y aún no podía entender por qué. Un amigo, como se hacía llamar, no se comporta de esa manera, un amigo te ayuda y apoya en todas tus decisiones y está a tu lado si algo sale mal, no se toma su privilegios para hacerte daño, como en estos momentos estaba ocurriendo.

viernes, 22 de agosto de 2008

jueves, 7 de agosto de 2008

Todo va bien...

Llevaba unos días en los que no se sentía absolutamente nadie, tan solo como una insignificante mota de polvo en un inmenso universo. Una sensación de vacío interior inexplicable, como si sus más profundas preocupaciones no significaran nada, aunque para ella fueran un mundo, incluso, como si no valiera el esfuerzo ni tan siquiera de escribir su nombre.Y de hecho así era. Pensaba que sería egoísta confiar sus preocupaciones a los demás, ellos ya tenían las suyas como para aguantar las de alguien como ella, con sus neuras y sus idioteces. No era justo que otras personas tuvieran que aguantar aquella tristeza, ya que por el mero hecho de estar a su lado ya se merecían la mejor de sus sonrisas. Ocultando sus preocupaciones tras un "todo va bien", "no pasa nada" o incluso haciendo burdas burlas de aquello que la tenía sin dormir. Tal vez por eso se sentía insignificante, sin valer ningún tipo de esfuerzo para que nadie se acordara de ella. Por eso, aún rodeada de gente, en muchas ocasiones se sentía tan sola. Los días en los que se levantaban con ganas de cambiar el mundo o con la ilusión de que a partir de aquel día todo cambiaría, estaban empzando a brillar por su ausencia y poco a poco estaban siendo ocupados por la desilusión, sintiendo que le importaba a muy pocos y que se su paciencia en todos los aspectos estaba llegando a su fin.
Mientras tanto, mientras aún esperaba un rayo de luz que todo lo iluminara de nuevo, sonreía y respondía que todo iba bien.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Nada...

Todo le daba vueltas, creía haber perdido la noción del tiempo, no sabía donde se encontraba, no sabía si aquel lugar era real o soñado, estaba muy oscuro entre tanta nube negra no se podía distinguir un rayito de sol; no reconocía nada de lo que había a su alrededor, nada excepto aquel dolor en su corazón, un dolor punzante, que se agudizaba con cada palabra recordada y con cada minuto de silencio. Las palabras no eran suficientes para describir lo que sentía, para describir cómo se sentía. No era solo una simple persona que se sentía vacía, era una inepta que se sentía vacía, una inepta que no solo no tenía ningún valor sino que tenía el don de la inoportunidad, estropearlo todo y hacer daño a los que más la querían. Nada hacía bien...nada, no servía para nada. Hacía justo un par de horas había recibido la noticia de que habían denegado su solicitud en varios sitios a los que aspiraba. Pero, cómo no la iban a denegar? Si hasta era normal que lo hubieran hecho, ella...no era nadie, tal vez se había equivocado al aspirar tan alto, tal vez había pedido demasiado y había llegado el momento de...de empezar a conformarse con lo que tenía y no pedir nada más a la vida, al fin de al cabo, cada uno tenía lo que se merecía...ella tan solo era una inepta que no debía pedir nada, ni esperar nada...