martes, 26 de agosto de 2008

Crueldad


Ojos hinchados y negras ojeras eran el resultado de una larga noche en la que le había sido imposible conciliar el sueño debido entre otras razones a la tensión acumulada y a una de las últimas palabras de su príncipe. ¿Quién había sido más cruel él o los demás? El caso es que habían provocado la vuelta de unos fantasmas que ya creía olvidados.
Unos le habían dicho que debía comprender que lo hacían por su bien, por el aprecio que le tenían y por la amistad que tenían ¿ qué amistad? El haberse dicho dos veces hola y adiós no podía considerarse una amistad...ni tan solo conocidos.
Por otra parte, también debía comprender la indignación de su príncipe al escuchar lo que otros le habían contado a su princesa y que ella simplemente le estaba transmitiendo, sin ningún tipo de acusación sin reproches por su parte, debía comprender su indignación por volver a hablar de algo que ya estaba aclarado y zanjado, que no se sintiera cómodo al escuchar otra vez aquellas palabras, e incluso debía comprender que él se molestara pensando en las dudas que ella podía tener, una cuestión que él ya había dado por hecho, aunque ella una y otra vez le había confesado lo contrario.
Pero...¿quién la entendía a ella? ¿quién intentaba comprederla? ¿Quién se ponía en lugar? No era ni agradable, ni fácil escuchar aquellas acusaciones que venían de personas que no tenían ningún derecho a hablarle de aquella manera y que habían sido tan osados de colocarse un adjetivo que ella nunca les había confirmado, ni tan solo insinuado, pero que ellos hacían suyo para repetir una y otra vez las mismas cosas.
Dolían, aquellas palabras dolían mucho más de lo que nadie se podía imaginar y de nuevo ella se encontraba en medio. ¿Qué hacer? Ella nunca había desconfiado de su príncipe, nunca había tenido ningún motivo. Había buscado una segunda opinión, una opinión que en el fondo justificara su decisión y la había encontrado, sin detalles, sin que nadie supiera que la protagonista de aquella triste historia era ella, alguien ajeno a todo le había confirmado que hay gente mala.
Parecía que alguien estaba impidiendo que fueran felices de nuevo y aún no podía entender por qué. Un amigo, como se hacía llamar, no se comporta de esa manera, un amigo te ayuda y apoya en todas tus decisiones y está a tu lado si algo sale mal, no se toma su privilegios para hacerte daño, como en estos momentos estaba ocurriendo.

2 comentarios:

José Antonio dijo...

Encanto, me tienes que aclarar quienes son los personajes de esta epopeya, aunque me imagino quien es el supuesto "príncipe" y la princesa, pero no el amigo al que acusas.

Y la situación de la que "no se acusa" al príncipe pero que se toma a mal.... creo que se qué es.

Una conversación debemos tener tú y yo ;)

Un beso

Noa dijo...

Todo esta bien,se aprende y se olvida, no te preocupes no hay nada de lo que conversar.