miércoles, 6 de agosto de 2008

Nada...

Todo le daba vueltas, creía haber perdido la noción del tiempo, no sabía donde se encontraba, no sabía si aquel lugar era real o soñado, estaba muy oscuro entre tanta nube negra no se podía distinguir un rayito de sol; no reconocía nada de lo que había a su alrededor, nada excepto aquel dolor en su corazón, un dolor punzante, que se agudizaba con cada palabra recordada y con cada minuto de silencio. Las palabras no eran suficientes para describir lo que sentía, para describir cómo se sentía. No era solo una simple persona que se sentía vacía, era una inepta que se sentía vacía, una inepta que no solo no tenía ningún valor sino que tenía el don de la inoportunidad, estropearlo todo y hacer daño a los que más la querían. Nada hacía bien...nada, no servía para nada. Hacía justo un par de horas había recibido la noticia de que habían denegado su solicitud en varios sitios a los que aspiraba. Pero, cómo no la iban a denegar? Si hasta era normal que lo hubieran hecho, ella...no era nadie, tal vez se había equivocado al aspirar tan alto, tal vez había pedido demasiado y había llegado el momento de...de empezar a conformarse con lo que tenía y no pedir nada más a la vida, al fin de al cabo, cada uno tenía lo que se merecía...ella tan solo era una inepta que no debía pedir nada, ni esperar nada...

1 comentario:

José Antonio dijo...

Hola encanto!
Que sepas que si es verdad que cada uno tiene lo que se merece lo tuyo está muy, pero que muy descompensado.
Tienes 24 años, deja de esperar ciertas cosas (y personas) y vive, supongo que ya llegará el momento de tu triunfo, sin prisas.

(Yo ya me he rendido, he dejado de pedir cosas a la vida, no te rindas tu también)