lunes, 14 de julio de 2008

Tan cerca pero tan lejos...

Había vuelto a ocurrir, no sabía que había sido la causa aquellos trueno, el nudo en el estómago que le había impedido probar bocado, el cansacio acumulado o la sensación de que nada había cambiado pese a las ilusiones que se había hecho; un cúmulo de circunstancias que no había dejado que pegara ojo en toda la noche y que...comenzara de nuevo a pensar y a hacerse de nuevo aquellas preguntas que la torturaban una y otra vez ¿Qué había hecho mal? ¿Por qúe no podía ser feliz junto a la persona que quería? ¿Por qué él pese a quererla tanto como decía seguía distanciandose? ¿Querer con locura no era suficiente? ¿Qué le había llevado a ilusionarse de nuevo? Tal vez sus dulces palabras, tal vez sus suaves manos, tal vez la ilusión y los planes que el mostraba y preparaba cuando estaban juntos, aquellos planes futuros que tan presentes habían estado antaño, tal vez sus promesas y confidencias, tal vez...tal vez nada...después de unas semanas perfectas habían vuelto los fantasma del pasado, aquellos fantasmas que perseguían y atormentaban a su príncipe no dejándole abrir los ojos, no dejándole disfrutar de aquellos momentos que deberían ser, después del periodo de reflexión, los mejores, los más felices, los que deberían perdurar. Ahora esos días en los que el final feliz se veía tan cerca, en los que el comieron perdices era un hecho se habían vuelto a convertir en un reflejo, como si de un oasis inexistente en medio del desierto se tratase, apareciendo las mismas dudas y los mismos miedos de siempre, como si tuviera miedo al pensar que le daba menos de lo que ella necesitaba para ser feliz...pero ella no necesitaba más, lo único que necesitaba era que abriera los ojos de una vez, se olvidara de sus miedos y fantasmas y volara a su lado, dejandose llevar por ella.

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